Antes de que la tierra fuera creada,
Te conocía por tu nombre
Tenías un propósito especial,
Por ti vino...
Sabiendo que tropezarías,
El pecado no define,
La singularidad de tu propósito,
Así Él susurra
"Tú eres mía".
Aroma de Luz...La Tierra Sonríe Floreciendo...
Antes de que la tierra fuera creada,
Te conocía por tu nombre
Tenías un propósito especial,
Por ti vino...
Sabiendo que tropezarías,
El pecado no define,
La singularidad de tu propósito,
Así Él susurra
"Tú eres mía".
Hoy el sacerdote comenzó su homilía con una historia. Nos contó que un Señor escribió una carta, me parece que a un presbitero, pero pudo ser a un períodico. En ella explicaba que ya no asistiría a misa porque había ido a misa por 20 años y no recordaba una sola de las homilías. Le parecía que estaba perdiendo el tiempo. Eso empezó una discusión y mucha gente escribió cartas a favor o en contra de su postura. Hasta que una carta pusó final a la discusión. En ésta un Señor explicaba que había estado ya casado por 20 años y que su esposa le había preparado miles de alimentos, pero que no recordaba el menú de un solo día. Sin embargo, esta a seguro que la comida lo había alimentado y nutrido su cuerpo. Continuó el padre diciendonos que toda oración tiene una respuesta, aunque muchas veces no es la respuesta que esperamos. Además la oración nos acerca más a Dios, por eso es importante orar. Y como nos dijo Jesús: así como el juez injusto le hizo justicia a la viuda por su insistencia, con más razón Dios que es un Padre bueno y amoroso escuchará nuestras plegarias. También nos dijo el Padre que las cosas imposibles se vuelven posible con la oración. Y recordé el cese al fuego en tierra santa. Algo que parecía no tener fin y ahora el fin de la guerra es una realidad. Gracias a los que trabajaron por la paz, pero también a los miles de seres humanos que rezamos por la paz. Bendito sea Dios.
Oh Espíritu Santo,
eres Tú quien une mi alma a Dios:
muévela con ardientes deseos
y enciéndela con el fuego de Tu Amor.
Qué bueno eres conmigo oh Señor:
seas alabado y bendito por siempre
por el gran amor
que derramas sobre mí
Dios mío y mi Creador,
¿es posible que haya alguien
que no te ame?
¡Durante mucho tiempo no te amé!
(Oh Espíritu Santo), concede
al alma mía ser toda de Dios
y servirlo sin ningún interés personal,
sino solo porque es mi Padre y me ama.
¿Acaso hay algo más
que yo pueda desear?
Oh Señor Jesucristo,
cómo son desproporcionados
nuestros deseos a tus maravillas,
las cuales son más grandes
que cualquier petición nuestra
Amén.
Señor, dame un corazón lleno de sabiduría, como el corazón de María, que sepa elegir la justicia y la bondad; un corazón enamorado, como el corazón de María, que te ame a ti con toda el alma; un corazón generoso, como el corazón de María, que sepa renunciar a todo, para tenerte y disfrutarte a Ti.
Haz que valore cada vez más la riqueza incalculable de tu amor, un amor fiel, siempre a nuestro lado, un amor que no se detiene ante nuestros pecados, un amor más fuerte que la muerte, un amor que nadie como tu Madre conoce.
Señor, que descubra que solo desde un corazón desprendido llegaré a poner mi confianza en ti, como la puso tu Madre.
Haz, al fin, Señor, que, al igual que María, Tú seas mi única riqueza, mi único tesoro; mi única savia, mi única vida; mi sustento y alimento; mi bien y mi alegría. Amén
Del parroco D. Juan Carlos Medina Medina
¿Por qué no me canso de seguirte?
Tal vez has sembrado en mi una semilla.
No se si sea de mostaza, pero crece
y a pesar del invierno
Y aunque pierda sus hojas no vacila
En alzar sus ramas hacia el cielo.
No se que en que clase de tierra
Cayó la semilla,
Pero se que es por tu amor que crece.
¿Por qué eliges amarlo? me preguntaron
Porque yo jamás podré amarte más de lo que Tú me amas.
Yo viviré una cruz,
Pero una cruz que Tú ya cargaste antes de mi,
Una cruz con la ayuda de Tu brazo.
Por mi, fue por mi que moriste en esa cruz,
Fue por mi que azotaron tu espalda,
Fue por mi.
¿Cómo puedo pagarte tanto amor?
Es una pregunta que me hago desde siempre,
Soy una pecadora, que sigue tus huellas,
Y acaso no tendrás misericordia para ésta pobre alma
Herida por el peso de sus pecados?
Seguirte es mi respuesta, hablar a otros de Ti,
Que sepan que en tu Evangelio hay palabras de vida eterna.
Yo ejemplo soy de nada,
Solo un testigo de Tu infinito amor.
Mi alma llora
Pero entonces recuerdo
Que soy humana
Humana e imperfecta
Santo solo uno
Jesús, mi Salvador
Que es gracias a El
Que puedo aspirar
Ha estar un día en el cielo,
Por Jesús y nadie más,
Que con su gracia me dignifica
Para que siga tras de El,
Si tropiezo y caigo
El me toma de la mano
Y me levanta
Si me hundo en el abismo
De mi miseria humana
El va a buscarme
Y el abismo se cierra
Y puedo alcanzarlo
Y continuar mi camino.
Es necesario estudiar de cerca la palabra "velar"; hay que estudiarla porque su significado no es tan evidente como se podría creer a primera vista y porque la Escritura la emplea con insistencia. Debemos no solo creer, sino velar; no solo amar, sino velar; no solo obedecer, sino velar.
Velar ¿por qué? Para este gran acontecimiento: la venida de Cristo.
Entonces, ¿qué es velar? Creo que se puede explicar así. ¿Sabéis lo que significa esperar a un amigo, esperar a que llegue y verlo llegar tarde? Sabes lo que es estar en compañía de gente que encuentras desagradable y desear que el tiempo pase y llegue la hora en que puedas recuperar tu libertad? Sabes lo que significa estar en ansiedad por algo que podría suceder y no sucede; o estar esperando algún evento importante que te haga latir el corazón cuando te lo recuerdan y en el que piensas desde el momento en que abres los ojos?
Sabes lo que significa tener un amigo lejos, esperar sus noticias y preguntarte día tras día qué está haciendo en ese momento y si está bien?
Sabes lo que es vivir para alguien que está tan cerca de ti que tus ojos siguen los suyos, que lees en su alma, que ves todos los cambios de su fisonomía, que prevees sus deseos, que sonríes con su sonrisa y te entristece su tristeza, Que te desanimas cuando él está preocupado y te alegras de sus éxitos?
Velar en espera de Cristo es un sentimiento de semejanza a esto, por cuanto los sentimientos de este mundo son capaces de representar los del otro mundo.
Vela con Cristo quien no pierde de vista el pasado mientras está mirando al futuro, y completando lo que su Salvador le ha comprado, no olvida lo que él sufrió por él.
Vela con Cristo quien hace memoria y renueva aún en su persona la cruz y la agonía de Cristo, y viste con alegría este manto de aflicción que el Cristo trajo aquí abajo y dejó detrás de sí cuando subió al cielo.
- Beato John Henry Newman